Los fumadores con predisposición a la maculopatía seca, una enfermedad relacionada con la edad que produce pérdida de la visión por la "muerte" de la parte más sensible de la retina, llamada mácula, tienen cinco veces más riesgo de padecerla que los no fumadores, afirmó hoy el oculista Omar López Mato.

El especialista y director del Instituto de la Visión alertó además que el cigarrillo aumenta el riesgo de evolucionar hacia una retinopatía diabética en personas que padecen esa enfermedad, y que también agrava el cuadro en pacientes con glaucoma, inflamación ocular u ojo seco, con motivo del Día Mundial sin Tabaco, que se conmemora cada 31 de mayo.

"Todos somos conscientes de los efectos del tabaco y sabemos cómo contribuye a generar graves problemas de salud, como las coronariopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer, especialmente el de pulmón. Pero es importante saber que también afecta la visión", explicó a Télam López Mato.

El oculista detalló que a nivel del cerebro, la nicotina del tabaco actúa facilitando la liberación de neurotransmisores como la acetilcolina, la adrenalina y la serotonina, lo que produce cierto grado de estimulación. Es por eso que los fumadores aseguran que su inhalación "los despierta y facilita la memoria". Pero la nicotina también aumenta las concentraciones plasmáticas de varias hormonas, como la cortisona y la hormona del crecimiento, por lo que aumenta además la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la concentración de ácidos grasos en sangre.

"El monóxido de carbono del humo tiene un efecto oxidante sobre los lípidos de la placa de ateroma y los vasos arteriales. De allí que el ojo no pueda permanecer ajeno al daño generalizado, especialmente en los diabéticos que fuman, que tienen un mayor riesgo de evolucionar hacia una retinopatía diabética por la alteración de la microcirculación y los vasos de la retina", precisó.

Asimismo, aquellos que padecen una inflamación ocular conocida como "uveítis" y fuman "suelen soportar un curso más grave de dicha afección, que puede ocasionar severa pérdida de visión", alertó López Mato. "Es de destacar la estrecha asociación entre el cigarrillo y la maculopatía seca relacionada con la edad (la perdida de visión central por la afección de la parte de más sensibilidad de la retina, que se llama mácula), que es una de las causas más frecuentes de perdida de visión en los adultos", enfatizó.

Y continuó: "Aunque raramente llegue a la ceguera, los fenómenos oxidativos propios de la nicotina favorecen la muerte celular del epitelio pigmentario, la capa de la retina que se deteriora en esta afección". "Por ello, los fumadores con predisposición a la maculopatía (que se hereda) tienen cinco veces más riesgo de padecerla, como lo demostró un estudio realizado en Australia recientemente", remarcó.

Señaló que también el glaucoma se agrava en los fumadores por el mismo fenómeno oxidativo de las neuronas del nervio óptico y las alteraciones de la microcirculación. "La nicotina los hace más vulnerables ante los cambios que impone el aumento de la presión ocular", destacó a esta agencia.

Las personas que padecen ojo seco (déficit en la cantidad o calidad de las lágrimas) también ven empeorada su condición cuando fuman, y en las embarazadas fumadoras la nicotina puede adelantar el parto, lo que genera mayores posibilidades de que el bebé sufra retinopatía del prematuro, una grave afección que puede llevarlo a la ceguera.

Consultado sobre cómo afecta el humo de cigarrillo a los fumadores pasivos, el especialista señaló que "no hay evidencia de que haya relación con enfermedades oculares a excepción del ojo seco, donde el humo actúa como un irritante externo". "Los oncólogos dicen que con haber fumado 100 cigarrillos en la vida ya aumentamos notablemente la posibilidad de tener cáncer de pulmón. De allí el peligro para los fumadores pasivos", concluyó.


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