"¿Saben lo que es una monja chismosa? ¡Es terrorista! Peor que los de Ayacucho hace años. Peor. Porque el chisme es como una bomba: tira la bomba y se va tranquila".

Francisco hizo reír mucho hoy a las 500 monjas contemplativas -es decir, de clausura- con las que se reunió en el Santuario del Señor de los Milagros de esta capital, primera cita de su última jornada en Perú , que culminará esta tarde con una misa masiva.

En este lugar del centro histórico de esta capital que es meta de peregrinación ya que aquí se venera una antigua pintura del Señor de los Milagros, patrono del país, Francisco fue recibido como una estrella de rock por las religiosas.

Después de rezar con ellas en un clima de gran recogimiento, en un discurso las llamó a ser "sinvergüenza" a rezar por la unidad de la Iglesia, por todos los necesitados "y cuando sea posible, a ayudarlos no sólo con la oración, sino también con el servicio concreto".

Desplegó entonces todo su humor porteño desde el principio. "Al verlas a ustedes aquí, me viene un mal pensamiento: que aprovecharon para salir del convento un rato y dar un paseito", dijo, haciendo estallar una primera carcajada entre las monjas.

"Desde aquí (deseo) mandar un saludo a mis cuatro Carmelos de Buenos Aires. También a ellas las quiero poner ante el Señor de los Milagros, porque ellas me acompañaron en mi ministerio en aquella diócesis", evocó, aludiendo a las religiosas porteñas. "¿No se ponen celosas ¿No?", agregó, saliéndose del texto preparado.

Luego de llamarlas a tener una oración misionera e interceder por "hermanos presos, emigrantes, refugiados y perseguidos, familias heridas, pobres, enfermos y víctimas de dependencias", las llamó a no ser amargadas. "Ay de la monja que tiene el corazón encogido. Por favor, busquen remedio. No se puede ser monja contemplativa con el corazón encogido. Además, las monjas encogidas son monjas que han perdido la fecundidad. Que no son madres, que se quejan de todo. No sé, amargadas... siempre buscando un tiquismisquis para quejarse (.) ¡En el convento no hay lugar para coleccionistas de injusticias! Sino para las que saben llevar la cruz", afirmó.

"Les pido que recen mucho por la unidad de esta amada Iglesia peruana, porque está tentada de desunión", les pidió asimismo, aludiendo a los contrastes en el seno del episcopado local. "El demonio es mentiroso y además, chismoso. Busca dividir, quiere que en la comunidad hablen mal las unas de las otras", advirtió luego.

Y comparó a las monjas chismosas con "terroristas de Ayacucho" de hace años, aludiendo a Sendero Luminoso, el conocido grupo terroristas de izquierda que sacudió a Perú en la década del '90. "Porque el chisme es como una bomba. Ya saben que el mejor remedio para no chismear es morderse la lengua. La enfermera tendrá trabajo porque se mordieron la lengua, pero no tiraron la bomba. Y acuérdense de los terroristas de Ayacucho cuando tenga ganas de pasar un chisme", dijo, cuando ya reinaba un clima muy relajado en el templo.

"Queridas hermanas, sepan una cosa: la Iglesia no las 'tolera' a ustedes. ¡Las necesita!", arengó. Y se despidió con un clásico: "Y por favor, siguiendo con la lista de pecadores, no se olviden de rezar por mí".

 

 

 


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