Al límite. La carrera contra el reloj apenas comienza y Paula Barreiro ya empieza a arrepentirse de haber dejado para último momento el objetivo de bajar esos más de 4 kilos que arrastra desde marzo, cuando volvió de sus vacaciones en el Caribe en un all inclusive. "No sé si es la edad o qué, pero ya no me funciona como aliciente saber que el verano está cerca. Como en el año no hice nada, me duele todo. Ojalá hubiera empezado antes. Creo que hubiera sido mucho mejor", se lamenta la profesora de arte, atravesada por calambres y distintas afecciones musculares que, de todas maneras, no le impiden seguir entrenando. Ella, como muchas personas que empezaron con programas de ejercicios y dietas exprés con la intención de llegar en forma al verano, están pagando el costo de la inacción y los excesos del invierno. En algunos casos, el precio es sólo molestias físicas que tarde o temprano desaparecerán; en otros, desórdenes y alteraciones que pueden traer consecuencias más serias para la salud.

"Los costos de arrancar en octubre o noviembre para mostrar tu cuerpo en el verano son altísimos -asegura el personal trainer Daniel Tangona-. Por empezar, la gente que no hace absolutamente nada durante el año no tiene masa muscular y si se dedica a correr tiene grandes problemas de lesiones. Si no trabajaste el cuerpo durante el año, aparecen los famosos desgarros. Pero lo más grave es el corazón, que también es un músculo, y si lo tuviste parado, podés llegar a tener un episodio cardíaco, si lo forzás de repente", sostiene Tangona, cultor de la vida sana y de un tipo de entrenamiento holístico e integral.

"Si a eso le agregamos las famosas dietas de 600 calorías, el panorama es aún peor. ¿Por qué? Porque se pierde más masa muscular, lo cual es gravísimo para el cuerpo porque es la que aumenta el metabolismo y te hace quemar más calorías. Con la locura del verano se duerme mal, se come mal y se entrena mal. En la desesperación por mostrar el cuerpo se descontrola todo. Yo diría que en lugar de 2018, el objetivo debería ser llegar realmente bien y sano a 2019", agrega el personal trainer más elegido por famosos y empresarios.

Lejos del tono alarmante de Tangona, el doctor Máximo Ravenna, especialista en nutrición, asegura que si se tienen hasta 5 kilos de más el panorama de acá al verano es bastante alentador. "No es que la gente se acuerda tarde. Muchos que empiezan tratamientos para bajar de peso en este momento es gente que aumentó 5 o 6 kilos en el invierno y que sabe que puede bajarlos y llegar impecable al verano porque, además, el calor genera más contacto con el propio cuerpo, con la parte masculina y femenina, y eso ayuda a que uno pueda empezar un tratamiento para estar mejor", dice Ravenna, que, a tono con esta época del año, lanzó el programa Ravenna 5, un tratamiento intensivo para bajar 5 kilos en 15 días con un plan nutricional y personalizado a base de viandas, ejercicios físicos y apoyo terapéutico.

Aunque la propuesta puede sonar un tanto extrema -se busca bajar a razón de 333 gramos por día-, el médico sostiene que no hay riesgo para la salud. "El cambio más drástico que uno tiene, que a veces no es drástico pero que es continuo, es el cambio de peso para arriba. El cambio de peso para abajo, salvo que sea alocadamente hecho sobre la base de anorexígenos o diuréticos o de alguna medicación negativa, o que esté basado en dietas alocadas sin supervisión, no tiene por qué traer algún problema. Bajo supervisión medica, un tratamiento responsable no tiene por qué traer ningún tipo de complicación".

En cuanto a los tiempos que demanda el descenso de peso, Ravenna asegura que cuanto más cortos, mejor. "El tratamiento tiene que ser hecho con rapidez, prontitud y con eficacia en el tiempo, que cuanto menor sea, mejor -dice el especialista-. De nada sirve bajar lentamente si me voy a frustrar cada vez que me vea igual de gordo después de un año. Uno se tiene que ver flaco para aumentar la motivación y, a partir de ahí, ponerse en manos de gente responsable y experta para que ayude a mantener un estado que nunca supe cuidar".

Desafío semanal
No es ninguna novedad que por esta época en los gimnasios haya un movimiento incesante de gente. En el ambiente se percibe algo de ansiedad, mezclado con cierto grado de ebullición, probablemente por la secreción de endorfinas que libera el ejercicio físico. Pero lo cierto es que a pesar de que la meta está cerca (muy cerca, en realidad), a muchos les cuesta empezar. Por eso mismo, en la cadena Sparring Center, con dos sedes en Palermo y una en Las Cañitas, decidieron probar con los 8 Week Challenge, desafíos de corto aliento para que los que no hacen actividad física de forma constante puedan arrancar.

"Es un programa de entrenamiento intensivo que empezó a mitad de año como una alternativa para que la gente que no hace gimnasio seguido pueda arrancar. Creemos que es una muy buena opción para ponerse al día, con tres clases por semana y un nutricionista que está alineado con lo que hacemos", dice Juan Santamariña, uno de los socios de la cadena de gimnasios.

"Está dirigido a un público que no quiere depender del gimnasio. Fijarse un objetivo corto ayuda mucho, sobre todo para la gente que no tiene la rutina de ir al gimnasio a entrenarse. A la mayoría no les gusta, lo viven como un trabajo, entonces cuando saben que son dos meses y listo se tranquilizan", dice Santamariña, que además del 8 Week Challenge sumó el Summer Challenge, que es exclusivo para mujeres porque está focalizado en ejercicios de piernas y glúteos. "La mujer es más propensa a comprar este tipo de abonos", afirma y sostiene que tanto a hombres como a mujeres les suele resultar efectivo ejercitarse bajo presión. "En la cabeza funciona con un aliciente el tener el reloj corriendo. El arranque cuesta y el gimnasio se posterga. Lo hacés cuando no te queda otra", sostiene el socio de Sparring Center, que reconoce que "las dos primeras semanas son especialmente duras y duele todo el cuerpo".

Lo mismo siente por estas horas Paula, que decidió dejar la modorra para deshacerse de esos kilos rebeldes y que se lamenta de no haberlo hecho antes, cuando todavía estaba a tiempo y no escuchaba el tictac del reloj corriendo detrás de ella.

"Hoy digo que el año que viene no voy a dejarme estar y, al final, termino haciendo lo mismo, dejando para último momento la puesta a punto -reconoce-. Voy a tener que darle la razón a una maestra mía, que decía que éramos hijos del rigor. Algo de cierto hay. Mi objetivo de ahora en más será empezar un tiempito antes. Porque al final sé que funciono mejor bajo presión".

Fuente: La Nación


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